sábado, 21 de noviembre de 2009

CRÍTICA LITERARIA DE POLIEDRUM POR MONTSE DE PAZ, DIRECTORA DE LA REVISTA VIRTUAL PROSOFAGIA

He leído Poliedrum casi de un tirón: es una novela que se lee volando y cuando termina, pide a gritos una continuación.

Contiene todos los ingredientes necesarios, bien dosificados y combinados: un lenguaje llano y sencillo, ágil y a la vez expresivo; una trama propia de cuento maravilloso o aventura iniciática —un nudo inicial, una misión, unos elegidos para cumplirla, que se enfrentarán a múltiples peligros y a la vez contarán con "ayudantes" por el camino—, la aparición de un mundo fantástico, a caballo entre la realidad y la virtualidad: Poliedrum, habitado por criaturas monstruosas pero también por seres mágicos; acción trepidante, un buen puñado de miedo y terror, unas gotas de romance y, sobre todo, intriga.

Otro aspecto a destacar de la novela es el factor humano: los personajes, aunque responden a caracteres muy propios de este tipo de aventuras, tienen su profundidad y humanidad. Melissa, absolutamente femenina, tierna y fuerte; Matheus, independiente y cerebral; el impetuoso Nathan, y por fin Timothy, el más complejo y enigmático de todos, a mi modo de ver.

Las relaciones entre los personajes son muy interesantes: vacilando entre la amistad, la lealtad, los celos y rivalidades que afloran entre los muchachos. La hostilidad ante el recién llegado, el enamoramiento, la sombra de la traición, las dudas y desconfianzas alternando los buenos sentimientos y el coraje..., todo esto aliña muy bien la historia.

La impresión general que he tenido es la de meterme en una especie de gymkhana heroica, un juego de rol en el que el lector, aunque de forma más pasiva que los personajes, también entra con sus emociones y su intriga.

Profundizando un poco más, en la novela también subyacen reflexiones muy filosóficas. Hay algunos párrafos con ideas de fondo que bien merecen la atención.

Algunos apuntan a una visión existencialista de la vida, entre vitalista y escéptica, con un fuerte sentido trágico, como en estas frases de Lander a su hijo: "Tu vida, la de tus amigos [...] no son más que historias para ser vividas con la intensidad de un juego trepidante, porque, aunque te cueste creerlo, al final el tiempo las devorará como una alimaña devora sin piedad a sus presas".

Y el párrafo en el que Nathan y Beil hablan de Faedrock el Inmortal me cautivó. La idea que late ahí es muy potente. El creador tiene la potestad de destruir a su criatura malvada, pero NO LO HACE. Quien crea, por coherencia consigo mismo, no puede destruir lo que ha creado, aunque esto le suponga caer víctima de la maldad de su propia criatura... Prefiere que surja un héroe salvador, por iniciativa libre. Has expresado de forma sencilla y certera una realidad que inquieta a muchísima gente desde hace siglos: el misterio del mal en el mundo y su coexistencia con el bien.

Y eso, en mi opinión, es magnífico en una novela juvenil, aunque sea calificada de entretenimiento. Ojala muchos lectores, además de divertirse y emocionarse, puedan captar lo que nos estás diciendo en esas líneas, y en otros párrafos de la novela, y mediten un buen rato sobre ello.

Montse de Paz

2 comentarios:

  1. El párrafo que inicia en:
    "Y el párrafo en el que Nathan y Beil hablan de Faedrock el Inmortal me cautivó..."
    Es, para mí, suficiente como para querer leer esta novela.
    Estimado Rafael, en las próximas (ya próximas, !por suerte!) vacaciones veraniegas (soy del Sur, jejejeje)estará Poliedrum entre mis lecturas.

    Un abrazo,
    Esther

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  2. Yo también me cuento entre las futuras lectoras de Poliedrum. Que conste.

    Oye, ese cartel tamaño gigante me ha encantado, es precioso!

    Besos!

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